lunes, 28 de noviembre de 2011

Castillo Santa Catalina, Jaén


Entrega 2/3 

III Maratón Fotográfico organizado por el Diario El Ideal de Andalucía.

Después de partir de Baños de la Encina, la caravana de autobuses se dirigió hacía nuestro segundo destino,  la ciudad de Jaén. En esta ocasión vamos a ir al emblemático cerro Santa Catalina en donde se ubica el Castillo que es nuestro siguiente punto de interés. El Casillo Santa Catalina de acabado cristiano-medieval, que corona el cerro del mismo nombre, en una estribación de la Sierra de Jabalcuz a 820 m de altitud, desde la cual se divisa toda la ciudad de Jaén, los olivares y las montañas circundantes de la zona.

Una vez que hemos dejado atrás la autovía, remontamos el cerro serpenteando la carretera en medio de un bosque de pinares hasta llegar cerca de la cúspide.  Desde ahí es donde continuamos a pie atravesando el arco de piedra medieval que a manera de puente nos da la Bienvenida al Castillo. 

Arco y puente de entrada que da acceso al Castillo y al Parador Nacional
Ya en este punto las vistas tanto del bosque como de la ciudad a nuestros pies son maravillosas.   Los tres temas propuestos en este sitio son: El Castillo, Las Panorámicas de Jaén y La Naturaleza - Jabalcuz, para ello disponíamos de aproximadamente dos horas antes de volver a reunirnos en el punto de partida y continuar hacia nuestro siguiente destino.

Vista del arco de entrada y una parte de la ciudad de Jaén. Se observan los restos de la antigua muralla entre los olivos
De la misma forma que hicimos en Baños de la Encina vamos a aprovechar los carteles que existen a lo largo del recorrido para desarrollar nuestra descripción del sitio, la cual acompañaremos con las fotografías que hemos realizado. En así como ya en la entrada un primer Cartel nos brinda una descripción con la historia del Castillo y nos introduce en lo que estamos a punto de contemplar y plasmar en las fotografías.

Es como se nos narra que los musulmanes construyeron una extensa alcazaba en la cima de este cerro de Santa Catalina el cual domina la ciudad de Jaén y que es la atalaya de un extenso territorio. Tras la conquista cristiana en el siglo XIII, la alcazaba musulmana se dividió en tres recintos sucesivos; el castillo de Abrehuy, El Alcazar viejo y el Alcazar Nuevo.  Sin embargo, las dos primeras fortalezas fueron arrasadas en el año de 1965 para construir el Parador Nacional de Turismo. Solo se salvó el Alcazar Nuevo, que mantiene en gran medida la estructura original.

A continuación presentamos un plano del Castillo (disponible en Internet por Kordas bajo licencia GNU), en donde se representan los principales puntos a destacar del Castillo, así como las diferentes construcciones a través de los siglos.

Elementos: A: Puerta principal; B: Aljibes; C: Dependencias; D: Molino; E: Plataformas; F: Plataforma de artillería; G: Polvorín mayor; H: Caballerizas; I: Cocina; J: Oficinas; K: Hospital; L: Patio superior; M: Patio inferior; N: Portillo.
Torres: 1. Torre de las Damas; 2. Torre albarrana de la Capilla de Santa Catalina; 3. Torre albarrana; 4. Torre de la Vela; 5. Torre de las troneras; 6. Torre del Homenaje.
En el plano las zonas de color naranja comprenden construcciones de los siglos XIII al XV, las zonas de color azul de los siglos XVI a XVII y las de color gris el siglo XIX.

Hay que mencionar que la Alcazaba era un recinto amurallado independiente de la ciudad que englobaba la residencia del gobernador y los cuarteles de las tropas. Su trazado aprovechaba los restos de la muralla romana. Este conjunto constaba de dos partes; un castillo en la cumbre del cerro, y la alcazaba propiamente dicha, en la ladera (hoy en día todavía perduran los restos de un edificio rectangular con patio porticado, que pudo ser el palacio y residencia de los gobernadores de la ciudad durante los períodos Emiral y Califal).

Acercamiento en el que se observa la antigua muralla
Debido a la cambiante situación política de Al-Andalus entre los siglos XI y XII se aconsejó el abandono de la antigua alcazaba. Por lo que la zona política-administrativa se trasladó a la cumbre del cerro, donde se edificó una amplia fortaleza de dos recintos a distintas alturas. El primer recinto, o castillo de Abrehuy, más pequeño ocupaba las cotas más bajas y servía de antesala del recinto principal, el Alcazar Viejo, que ocupaba el resto de la cumbre. En el interior se construyeron varios aljibes para la dotación de agua fresca y en el extremo Este, la zona más elevada y estratégica, un palacio profusamente decorado con atauriques policromos y dotados de almacenes, aljibes, bodegas y otros servicios.

Vista parcial del bosque y la ciudad de Jaén
Tras la conquista cristiana en 1246, Fernando III planeó la construcción de un nuevo alcázar situado en la zona más estratégica, donde se ubicaba el palacio islámico. Sin embargo, serían sus sucesores Alfonso X y Fernando IV los que ejecutaron las obras del Alcázar Nuevo.

Torre del Homenaje y Torre de las Damas al aproximarse al Castillo desde el Parador Nacional
El Alcázar Nuevo es una fortaleza de forma triangular defendida por cuatro torres dos de ellas albarranas, y una torre de Homenaje. Para la construcción se aprovecharon los lienzos de murallas y alguna torre del Alcázar Viejo, que revistieron con gruesos muros de mampostería irregular.

La puerta de entrada del Castillo tiene un estilo más cristiano renacentista que por ejemplo las de estilo árabe que encontramos en el de Baños de la Encina.

Puerta de Entrada Principal al Castillo
En la entrada del Castillo al lado de la puerta principal se lee una inscripción que dice:
Según Tradición el XXV de Noviembre de MCCXLVI día de Santa Catalina, Alhamar Rey de Granada entregó este Castillo a Fernando III el Santo quedando desde este día proclamada la Santa Patrona de Jaén”.

Leyenda grabada en la piedra que forma el marco de la puerta principal del Castillo
Una de las primeras dependencias que se encuentran al entrar al Castillo son las Caballerizas – Polvorín. Esta se define como una dependencia de planta rectangular, en cuyo interior, a modo de subterráneo, quedó embutido un pequeño aljibe islámico, que presenta planta rectangular y bóveda de cañón de ladrillo. Esta sala posiblemente se dividía en dos dependencias, que también se cubrieron con bóveda de cañón apuntadas de las que se conservan diferentes restos de ladrillo empotrados en los muros laterales.

Muro, Cruz, Torre de la Vela y vistas panoramicas desde el Castillo
En 1811, tras la ocupación de la fortaleza por las tropas francesas, esta dependencia fue utilizada como caballerizas para el Alto Mando, como se constata en la documentación planimétrica, y en la presencia de pesebres ubicados en el lateral Norte. Sin embargo, el pequeño aljibe medieval fue reutilizado como polvorín, para ello se destruye el muro Oeste, para crear así el acceso al interior del depósito de armamento. 

Vista del interior del Castillo. En Primer plano se observa los restos del recinto de  Caballerizas - Polvorín. De las tres torres que se observan, dos de ellas Albarranas,  la primera a la izquierda es la de Torre Albarrana de Santa Catalina, en medio la Torre Albarrana y al fondo la Torre de la Vela o de la guardia.
No obstante, cuando los ejércitos napoleónicos abandonan la fortaleza en 1812 destruyen los polvorines haciendo explotar parte de la munición, esta acción provocó el hundimiento de la bóveda del aljibe y de la propia cubierta de esta amplia dependencia medieval, afectando también la explosión a los muros laterales y pesebres.

Vista defensiva desde los muros del Castillo

Las Torres del Castillo

Entre sus torres destacan la Torre de la Vela o de la Guardia, construida probablemente en el siglo XI, con tapial de argamasa (Tabiyya), tenia planta cuadrada y albergaba en su interior una pequeña dependencia cubierta con bóveda de media naranja de ladrillo, utilizada como almacén.

Tras la conquista cristiana, y la construcción del Alcazar Nuevo, la antigua torre fue integrada dentro de una torre Pentagonal en Proa, edificada en mampostería, y organizada en dos estancias, una primera cubierta con un artesonado de madera, usada como almacén y área de paso, y una segunda, de menor altura, cubierta con bóveda de cañón apuntada de ladrillo, utilizada como dormitorio de los vigilantes.

Desde la torre de la Vela, mediante un sistema de señales luminosas, se establecía comunicación con otras fortalezas situadas en el entorno, función esta que ha quedado reflejada en el nombre de la torre.

Torre de la Vela o de la Guardia vista desde el exterior
La Torre de Santa Catalina fue construida como un elemento defensivo de vital importancia, ya que mejoraba la defensa de la Puerta principal de acceso al Alcázar Nuevo. Se edificó en el exterior del recinto amurallado, unido a este por un puente. El puente estaba formado por una bóveda apuntada, delimitada por dos arcos de ladrillo y dotada de matacanes que impedían al enemigo ocultarse bajo este elemento.

Torre Albarrana de Santa Catalina
En una primera fase fue concebida como una torre maciza en el interior, tan sólo rematada por una azotea coronada de un antetecho  aspillerado con merlones y almenas.

A finales del siglo XV, el Condestable de Castilla D. Miguel Lucas de Irazo, construye sobre la azotea de la torre una pequeña dependencia, cubierta con bóveda de apuntada decorada con franjas de yeserías de castillos y leones. Con toda probabilidad, al concebirse esta sala como la capilla de la fortaleza, tanto las paredes como el arco de la puerta estarían cubiertos con yeserías mudéjares.

Puente que une la Torre Santa Catalina con el Castillo

A principios del siglo XX, fue ampliamente restaurada, eliminándose buena parte de las yeserías, que estaban ya muy deterioradas, para convertirse en capilla permanente de Santa Catalina, patrona de la ciudad de Jaén.

Vista del Puente con su doble arco

Santa Catalina de Alejandría era una de las patronas de las Ordenes Militares de Caballería y también era venerada por los muzárabes de Jaén.

El día de Santa Catalina (25 de noviembre), la tradición es subir a pie al castillo y asar sardinas. Además de convertirse en lugar de encuentro y de paseo, la fortaleza a dado lugar a tradiciones y leyendas a lo largo de los siglos, que se han ido guardando en la memoria popular. Quizá la más conocida de ellas sea la de la amante del Condestable Iranzo, en cuya habitación se siguen escuchando ruidos y lamentos, y que se dice que se interpone cuando alguien intenta retratar a su amado. 

Cuentas las narraciones que La Yayyan musulmana, bien defendida por sus murallas y alcazaba, había resistido varios asedios de las huestes cristianas, Fernando III rey de Castilla, la somete a un último cerco, para entonces corría el año 1246. Cuando el rey cristiano (según cuentan las viajas tradiciones) se hallaba dispuesto a desistir en su empeño, tuvo una visión en un sueño en la que se le apareció la Santa, animándole a continuar el asedio, hasta que finalmente  Al-Ahmar rey de Granaáa entregó la ciudad haciéndose vasallo del monarca castellano. Esta es la inscripción que hemos visto a la entrada del Castillo.

Un dato curioso que se narra en los escritos de los carteles es el hecho de que en la Capilla Mayor de la Catedral de Jaén, se guarda la reliquia del “Santo Rostro”, uno de los tres lienzos que según la tradición utilizó la Verónica para secar el rostro de Jesús cuando iba camino del Calvario con la cruz a cuestas.

Según antiguas crónicas, el Santo Rostro fue traído por San Eufrasio, enviado por el Apóstol San Pedro para evangelizar España. La reliquia es venerada por la cristiandad, numerosos files peregrinan hasta Jaén desde diferentes puntos de España y Europa.

La torre de Santa Catalina es una de las dos torres Albarranas que se encuentran en la fortificación. La otra está situada cerca de la torre de la vela. Debemos de resaltar que una "Torre Albarrana" es una torre que forma parte de un recinto fortificado con el que está comunicado, aunque generalmente exenta de la muralla y conectada a ésta mediante un pequeño arco o puente, que pudiera ser destruido fácilmente en caso de que la torre cayese en manos del enemigo. Puede ir también adosada como gran baluarte pero en este caso es de mayor tamaño que los demás. Sirve de atalaya pero también para hostigar al enemigo que intenta acercarse o rebasar la muralla.
 
Otra de las emblemáticas torres del Castillo es La torre del Homenaje, que es la edificación más prominente del Alcázar Nuevo, domina el paisaje, por su monumentalidad y su altura y fue sustancialmente reformada en tiempos del Condestable D. Miguel Lucas de Iranzo, alcaide de la fortaleza.  Según algunas crónicas, se documenta el gasto de una importante cantidad (10.000 maravedíes) para realizar obras urgentes de reparación en algunas estancias del castillo. Enrique IV lo distinguió, entre otros honores, concediéndole el título de "Condestable" y  el de "Alcaide de Jaén"

Torre del Homenaje
En la actualidad, en la Torre del Homenaje se encuentra la "Sala de Reflexión (Reflexiones y Poemas)", en la planta baja, con una extensión de unos 80 m2. Mediante un audiovisual con pantalla que emite imágenes artísticas, didácticas, musicales y poéticas que tratan de expresar el espíritu del Castillo, de los que lo ocuparon y en general de todos los jiennenses  y su Tierra,  a lo largo de la Historia.

Las otras torres son la Torre de las Damas ubicada cerca de la entrada principal, la Torre Albarrana que junto a la de Santa Catalina conforman las dos torres Albarranas exteriores y que también está unida al castillo por medio de un puente y por último la Torre de las Troneras, situada en el lado SO que se encuentra en la parte más protegida del Castillo ya que da al precipicio (Ver mapa).

Torre de las Damas y la Entrada Principal del Castillo
Puente de la Torre Albarrana que la une al Castillo. Esta se compone de un solo arco a diferencia de la de Santa Catalina que posee dos
Torre de Homenaje y Torre de las Damas, vistas desde el patio inferior

Exteriores del Castillo. (Cruz, Naturaleza y Vistas de la Ciudad de Jaén)

La Cruz

Ubicada a la izquierda del castillo, en el punto más elevado de la ciudad, se observa una gran cruz, famosa si bien no por su valor intrínseco, sí por ser un perenne símbolo de la ciudad. Se dice que esta cruz monumental hace memoria a la que en aquel mismo lugar mandó colocar Fernando III el Santo tras arrebatar la fortaleza al rey Alhamar, y es que aunque este monumento se reconoce y caracteriza por sus grandes dimensiones, cuenta la leyenda que, en realidad, esta cruz había sido anteriormente de madera, y/o piedra de unas proporciones mucho más pequeñas, frecuentemente derribada por el formidable viento tan típico de Jaén.

La cruz actual es una donación de la familia Balguerias, existiendo una lápida de mármol gris donde se inscribe y hace referencia a la cesión de esta cruz para la ciudad de Jaén por parte de la misma.

"Esta Cruz, siguiendo piadosa tradición, ha sido costeada y donada al pueblo de Jaén, por los hermanos de doña Dolores y don Eduardo Balguerías Quesada. Jaén, Octubre de 1951".

Vista de la Cruz y las montañas circundantes al fondo

Desde la cruz se puede observar las maravillosas vistas de la ciudad de Jaén rodeada de olivares y montañas. En la siguiente figura podemos contemplar dicho panorama

Vista de la ciudad de Jaén desde la Cruz. Se observan entre otros edificios la Catedral y la Plaza de Toros

En un acercamiento se puede observar la catedral de Jaén.

Catedral de Jaén en primer plano, vista desde la Cruz

Para poder acceder a estas vistas se utilizan los pasillos que circundan alrededor del Castillo, solo el simple  recorrido por ellos representa una armonía entre la acción de la obra del hombre y la naturaleza.

Pasillos en el bosque alrededor del Castillo que conducen a la Cruz

Luego de hacer un recorrido por los alrededores y plasmar en fotos las espectaculares vistas y la naturaleza que rodea el Cerro de Santa Catalina, hemos podido dar un breve vistazo a las instalaciones del Parador Nacional que como establecimiento hotelero, ha sido incluido entre los diez mejores castillos de Europa.

Finalmente, presentamos el siguiente video que es una pequeña recopilación gráfica de lo que significaron esas maravillosas dos horas, al poder tener la oportunidad de estar en un sitio que a la vez emana fuerza, tranquilidad y paz. La música de fondo es un fragmento de la obra de Johann Pachelbel, Canon y Giga en re mayor para tres violines y bajo continuo, escrita alrededor de 1680.




Bien, al finalizar nuestra aventura en este sitio, hemos aprendido un poco más de la historia y la cultura de la zona y tomado un sin fin de fotos.  Así, al regresar al punto de partida, nos despedimos de la hermosa ciudad de Jaén y su emblemático castillo para dirigirnos al siguiente destino. A seguir, que ya no falta mucho. Pero esto... será otra historia.

Ligdamis A. Gutiérrez E.

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