En casa de mi madre, entre
algunas de las variedades de frutas tropicales que se encuentran en su propiedad, está una que particularmente considero una maravilla de la
naturaleza, tanto por la belleza de sus flores como por la utilidad de sus
frutos y pencas. Esta es la llamada Pitahaya. Para quienes no la conocen, la pitahaya es un fascinante cacto de origen centroamericano
de hábitos hemiepífitos, lo cual significa que puede nacer,
desarrollarse y vivir en el suelo y/o en las copas de los árboles por igual. Se
le conoce con nombre como Pitahaya, Pitaya o Fruta del dragón
Los principales productores mundiales son Nicaragua, la República Popular China,
Vietnam ,Colombia e Israel. En los países asiáticos donde esta planta ha sido
introducida, al fruto se le conoce como Corazón de Dragón y se han
tejido hermosas historias y leyendas a su alrededor.
El 90% de la fruta está compuesto
de agua y es rica en minerales como hierro, calcio y fósforo. Su valor
nutricional es de 210 kJ/100 g, y contiene vitamina B, C y E. También
destaca por su escaso aporte de grasas ya que apenas
contienen hidratos de carbono. Hay que recordar que por ejemplo la vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y
dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos, la
resistencia a las infecciones y tiene acción antioxidante. Esto es
particularmente útil para personas que no toleran los cítricos, el pimiento u
otros vegetales, que son fuente casi exclusiva de vitamina C en nuestra
alimentación o para personas cuyas necesidades nutritivas están aumentadas,
siendo la Pitahaya una rica fuente de esta vitamina.
El color exterior es rojo/rosa o
amarillo. Las pitahayas rojas tienen una pulpa de color blanco o rojo, las de
pulpa roja son más difíciles de cultivar y por ello menos frecuentes, si bien
su sabor es más intenso que el de la pitahaya de pulpa blanca. La pitahaya es una fruta muy
refrescante, ya que tiene un elevado contenido en agua. Esto permite poder
consumirla sin muchas restricciones por excesos. Su sabor
es exquisito, como agua azucarada, muy fino y delicado. Su consumo es muy
variado ya que se puede consumir sola o combinar con otras frutas que la
enriquecen en matices y nutrientes, por lo que la pueden consumir los niños,
los jóvenes, los adultos, los deportistas, las mujeres embarazadas o madres
lactantes y las personas mayores. Se consume
como fruta fresca, pero también puede utilizarse en cócteles y refrescos. Además
se puede utilizar para preparar gelatina, helado, yogurt, jarabe, dulces,
mermelada, y/o jalea. Otro uso es que Sus semillas masticadas tienen
efecto purgante y laxante. Por eso además de
su admirable belleza y ricura a esta fruta se le atribuye también propiedades
curativas
Las Flores.
Las
flores de la planta de esta fruta son de gran belleza, así que uno de
los aspectos más fascinante de la pitahaya son sus enormes flores simples, que
brotan al inicio y durante toda la estación lluviosa. Las flores nacen en
cualquiera de las areolas ubicadas en las aristas del tallo. En su máximo desarrollo
y justo antes de abrirse, la flor adquiere una forma conocida como cuello de
ganso que puede medir hasta 20 centímetros de longitud. Cada tallo o penca madura es
capaz de producir hasta 10 flores por temporada, las cuales se abren una por
una a lo largo de los 6 u 8 meses que dura la estación lluviosa.
Las flores ubicadas en las
diferentes pencas comienzan a abrirse a partir de las 7 de la noche cuando ya
la oscuridad es total. A la medianoche, cada flor ha alcanzado el clímax de su
apertura y es cuando se puede apreciar uno de los más fascinantes fenómenos de
la naturaleza: una flor nocturna, blanca, en forma de copa o campana y con un
extraordinario e increíble tamaño de hasta 25 centímetros de diámetro!!! Totalmente abierta, la flor
comienza a emanar un potente, exquisito y penetrante aroma a jazmín que puede
ser detectado por una persona hasta a 100 metros de distancia. La función de
este perfume es atraer a los insectos polinizadores de esta planta: las polillas
halcón o esfíngidas del género Manduca. Polinizadas o no, las
flores se cierran para siempre cuando los primeros rayos del sol se asoman por
el horizonte.
Cada una de estas flores se converte en un carnoso fruto transformando el entorno multicolor en el que se ubica la planta
Como Planta Ornamental
Ya sea plantada en el suelo, en una maceta, sobre
un muro de piedra, en un poste, en repisas, sobre una roca, sobre un gavión,
pegada en un tronco o en las ramas de un árbol, una planta o cepa de pitahaya
resulta extraordinariamente atractiva gracias a las diferentes formas y tamaños
que adquieren sus tallos o pencas. Algunos arquitectos diseñan muros de piedras
coronados por cepas de pitahayas. Y cuando sus flores comienzan a aparecer
durante la estación lluviosa para abrirse justo a la medianoche, su
contemplación se puede llegar a convertir en una experiencia espiritual
individual, familiar o colectiva.
Es así como mi madre, cada año disfruta de una
cosecha abundante de hermosas flores que con ese aroma penetrante a jazmín
inundan las cálidas noches del trópico para después compartir con amigos
vecinos y familiares la abundancia de los frutos que se manifiestan en la
multitud de las pencas que la constituyen.
Para quienes tienen la dicha de poseer una planta de esta maravillosa especie tropical, pueden presumir que en una sola planta le proporcione la belleza y el aroma de sus flores, un exquisito y nutritivo fruto, que sirva como adorno de los muros y por si no fuera poco brinde un plus extra al tener la protección de una valla natural de espinas.
Ligdamis A. Gutiérrez E.
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