miércoles, 16 de noviembre de 2011

Las Pitahayas de la Casa de mi Madre


En casa de mi madre, entre algunas de las variedades de frutas tropicales que se encuentran en su propiedad, está una que particularmente considero una maravilla de la naturaleza, tanto por la belleza de sus flores como por la utilidad de sus frutos y pencas. Esta es la llamada Pitahaya. Para quienes no la conocen, la pitahaya es un fascinante cacto de origen centroamericano de hábitos hemiepífitos, lo cual significa que puede nacer, desarrollarse y vivir en el suelo y/o en las copas de los árboles por igual. Se le conoce con nombre como Pitahaya, Pitaya o Fruta del dragón Los principales productores mundiales son Nicaragua, la República Popular China, Vietnam ,Colombia e Israel. En los países asiáticos donde esta planta ha sido introducida, al fruto se le conoce como Corazón de Dragón y se han tejido hermosas historias y leyendas a su alrededor.

El 90% de la fruta está compuesto de agua y es rica en minerales como hierro, calcio y fósforo. Su valor nutricional es de 210 kJ/100 g, y contiene vitamina B, C y E. También destaca por su escaso aporte de grasas ya que apenas contienen hidratos de carbono. Hay que recordar que por ejemplo la vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos, la resistencia a las infecciones y tiene acción antioxidante. Esto es particularmente útil para personas que no toleran los cítricos, el pimiento u otros vegetales, que son fuente casi exclusiva de vitamina C en nuestra alimentación o para personas cuyas necesidades nutritivas están aumentadas, siendo la Pitahaya una rica fuente de esta vitamina.



El color exterior es rojo/rosa o amarillo. Las pitahayas rojas tienen una pulpa de color blanco o rojo, las de pulpa roja son más difíciles de cultivar y por ello menos frecuentes, si bien su sabor es más intenso que el de la pitahaya de pulpa blanca. La pitahaya es una fruta muy refrescante, ya que tiene un elevado contenido en agua. Esto permite poder consumirla sin muchas restricciones por excesos. Su sabor es exquisito, como agua azucarada, muy fino y delicado. Su consumo es muy variado ya que se puede consumir sola o combinar con otras frutas que la enriquecen en matices y nutrientes, por lo que la pueden consumir los niños, los jóvenes, los adultos, los deportistas, las mujeres embarazadas o madres lactantes y las personas mayores. Se consume como fruta fresca, pero también puede utilizarse en cócteles y refrescos. Además se puede utilizar para preparar gelatina, helado, yogurt, jarabe, dulces, mermelada, y/o jalea.  Otro uso es que Sus semillas masticadas tienen efecto purgante y laxante. Por eso además de su admirable belleza y ricura a esta fruta se le atribuye también propiedades curativas

Las Flores.

Las flores de la planta de esta fruta son de gran belleza, así que uno de los aspectos más fascinante de la pitahaya son sus enormes flores simples, que brotan al inicio y durante toda la estación lluviosa. Las flores nacen en cualquiera de las areolas ubicadas en las aristas del tallo. En su máximo desarrollo y justo antes de abrirse, la flor adquiere una forma conocida como cuello de ganso que puede medir hasta 20 centímetros de longitud. Cada tallo o penca madura es capaz de producir hasta 10 flores por temporada, las cuales se abren una por una a lo largo de los 6 u 8 meses que dura la estación lluviosa. 



Las flores ubicadas en las diferentes pencas comienzan a abrirse a partir de las 7 de la noche cuando ya la oscuridad es total. A la medianoche, cada flor ha alcanzado el clímax de su apertura y es cuando se puede apreciar uno de los más fascinantes fenómenos de la naturaleza: una flor nocturna, blanca, en forma de copa o campana y con un extraordinario e increíble tamaño de hasta 25 centímetros de diámetro!!! Totalmente abierta, la flor comienza a emanar un potente, exquisito y penetrante aroma a jazmín que puede ser detectado por una persona hasta a 100 metros de distancia. La función de este perfume es atraer a los insectos polinizadores de esta planta: las polillas halcón o esfíngidas del género Manduca. Polinizadas o no, las flores se cierran para siempre cuando los primeros rayos del sol se asoman por el horizonte.



Cada una de estas flores se converte en un carnoso fruto transformando el entorno multicolor en el que se ubica la planta



Como Planta Ornamental

Ya sea plantada en el suelo, en una maceta, sobre un muro de piedra, en un poste, en repisas, sobre una roca, sobre un gavión, pegada en un tronco o en las ramas de un árbol, una planta o cepa de pitahaya resulta extraordinariamente atractiva gracias a las diferentes formas y tamaños que adquieren sus tallos o pencas. Algunos arquitectos diseñan muros de piedras coronados por cepas de pitahayas. Y cuando sus flores comienzan a aparecer durante la estación lluviosa para abrirse justo a la medianoche, su contemplación se puede llegar a convertir en una experiencia espiritual individual, familiar o colectiva.

Es así como mi madre, cada año disfruta de una cosecha abundante de hermosas flores que con ese aroma penetrante a jazmín inundan las cálidas noches del trópico para después compartir con amigos vecinos y familiares la abundancia de los frutos que se manifiestan en la multitud de las pencas que la constituyen.

Para quienes tienen la dicha de poseer una planta de esta maravillosa especie tropical, pueden presumir que en una sola planta le proporcione la belleza y el aroma de sus flores, un exquisito y nutritivo fruto, que sirva como adorno de los muros y por si no fuera poco brinde un plus extra  al  tener la protección de una valla natural de espinas.

Ligdamis A. Gutiérrez E.

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